Tenía un poco abandonado mi blog, entre el trabajo y la vida personal a veces se pasan los días sin apenas darnos cuenta, pero bueno hoy me senté y dije, ya es hora de compartir nuevas experiencias personales…
Hace 15 días sufrí una lesión deportiva, tal vez la más dolorosa en mis 27 años como entrenadora. Acudí a emergencias en el Hospital Cima, donde me controlaron el dolor con analgesia y me hicieron una Resonancia Magnética, procedieron a llamar al Neurocirujano que estaba de disponibilidad quien me diagnostica una artrosis degenerativa lumbar, una hernia discal y una fisura en las vértebras L5 y S1, con pronóstico reservado durante los primeros 15 días, un diagnóstico bastante más grave y dispar al informe hecho previamente por el Radiólogo que estaba de disponibilidad.
Me dio el alta hospitalaria y me recetó una Arcoxia de120mg y un relajante muscular cada doce horas por 15 días, exactamente lo mismo que me había recetado hace unos meses el dentista por una inflamación en las encías.
Más que el dolor físico que tenía en esos momentos, sentí un gran golpe emocional porque era lógico pensar que debía estar en reposo absoluto por días o semanas y que probablemente debía renunciar a muchas de las actividades que hago diariamente.
Pero lo peor, fue la sensación de que todas las creencias y mis estudios acerca del ejercicio, la buena alimentación, los días de recuperación, los masajes de descarga deportiva cada dos semanas, en fin, el estilo de vida saludable que elegí vivir hace más 22 años habían perdido todo el sentido…entre más me hablaba el «experto» doctor más sentía como todos los cimientos de mi estilo de vida se volvían cada vez más inestables y todo lo que había edificado y por lo que tanto he luchado, se derrumbada.
Al día siguiente, lejos de notar mejoría, el dolor era más intenso y la movilidad más reducida. Dos días después perdí la sensibilidad de mi pierna derecha, recuerdo que cogí una aguja y me pinchaba desde la cadera hasta el tobillo y prácticamente no sentía nada, estaba aterrada. Hablé por teléfono con el mismo Neurocirujano que me atendió en emergencias, quien con gran preocupación y amabilidad me cita a su consulta privada para que una fisioterapeuta me ayudara con el dolor. Después de aplicar el TENS (Bloqueador de dolor) y ponerme una mascarilla de cúrcuma en la zona lumbar (la única parte que no me dolía), me coloca una faja lumbar y me envían de nuevo mi casa sin ningún otro medicamento analgésico que pudiera controlarme el dolor.
Esta visita que literalmente no me resolvió nada. Por recomendación del doctor, el paso a seguir era realizarme un BLOQUEO MEDULAR el cual me dejó programado para dos días después cuyo costo era de $2400.
Me sentí sumamente burlada, con una gran desconfianza y con la sensación de que ese diagnóstico tenía un gran signo de $ en letra pequeña. En ese momento abrí los ojos, empecé a escuchar a mi cuerpo, el mensaje era claro, sentía que mi problema no era en la zona lumbar, el dolor se me concentraba en el piramidal y la irradiación, el ardor y el adormecimiento claramente era porque tenía pinzamiento de un nervio.
Decidí acudir a la Clínica de Medicina y Rehabilitación del Dr. Yimmy Sánchez Ospina, quienes cuentan con mi entera confianza, me valoran con mi Resonancia Magnética en mano y no coinciden en lo más mínimo con el diagnóstico del Neurocirujano.
Me dan la sesión de rehabilitación usando diversas técnicas desde corriente electroestática hasta punción seca, trataron mi lesión desde la zona lumbar hasta el tibial anterior de la pierna derecha. Y decidimos cancelar el Bloqueo Medular y buscar otro Neurocirujano para una tercera opinión. Me cambió la medicación por un analgésico más fuerte, me envió un regenerador neural y un relajante muscular.

Por fin el dolor empezó a bajar y la sensibilidad mejoró, eso me tranquilizó.
Por excelentes referencias elegí como Neurocirujano al Dr. Alfio Piva, una vez que analizó mi Resonancia me dice que no tengo ninguna lesión de columna y disco, que él ve una pequeña protusión entre L4-L5 probablemente congénita y que gracias a un buen tono muscular tanto abdominal como lumbar, nunca se había manifestado y en todo caso que ese no era foco del problema.
Después de una exhaustiva exploración me diagnostica una lesión en el piramidal con irradiación radicular. Claramente se trataba de una lesión muscular frecuente en deportistas y atletas de alto rendimiento.
Como tratamiento me envía diez sesiones de fisioterapia y me mantiene la medicación que me recetó el Dr. Sánchez Ospina.

Una vez terminó de darme el diagnóstico me miro a los ojos y me dijo: «Marcela necesito que se olvide de todo lo que le dijo el doctor en emergencias, usted es una mujer sana, tiene un cuerpo atlético y fuerte; y eso sólo se consigue con una buena alimentación y mucho ejercicio, su CORE es fuerte. Búsqueme dentro de 10 años para ver si ha cambiado algo en esa columna, porque ahora mismo usted no tiene nada». Yo intenté contener el llanto pero no pude, sus palabras además de darme tranquilidad me devolvían la confianza en mi estilo de vida, en mi profesión y en mi misma.
Mi papá, la persona que más me conoce en el mundo, quien me acompañó a esa cita, estaba atónito y no pronunció una sola palabra hasta que nos despedimos del doctor a quien le agradeció profundamente su amabilidad, su honestidad y su profesionalidad.
Mi última pregunta como era de esperarse fue: «doctor cuando cree que voy a volver a entrenar», me respondió : «después de la sexta sesión de rehabilitación yo esperaría que pueda empezar a entrenar, pero para ir a su gimnasio y dirigir sus clases esperaría que en los próximos tres o cuatro días.»
Inicié esa misma tarde la rehabilitación en la Clínica Dr. Sánchez Ospina, volví a Interactive Fitness Center después de la quinta sesión de rehabilitación. Al día siguiente de haber hecho la sexta sesión, hice mi primer entrenamiento para valorar mis sensaciones y gracias a Dios, me sentí bien.
Ayer fue mi séptima sesión de rehabilitación y me sentía lista para iniciar mi rimo de vida. Emocionada y nerviosa me fui a mi gimnasio para dar dos clases Total Body Condition e Indoor Cycling, era una gran prueba pero estaba convencida de que la iba a superar y así fue.

Durante las clases escuché a mi cuerpo, él me dijo hasta donde podía llegar, le obedecí y mis sensaciones fueron muy positivas.
Por la noche sentía adoloridos todos los músculos del cuerpo, no sabía si me dolía más la lesión o mis brazos, pero claramente ese dolor es al que yo llamo «un dolor rico», frase por la cual muchos de mis clientes me llaman «masoquista» y la verdad lo echaba de menos.

Toda esta experiencia me ha enseñado cinco grandes lecciones de la vida que les quiero compartir:
- Seguí tu instinto de supervivencia.
- Escuchá tu cuerpo y obedecé sus mensajes.
- Ponete en manos de profesionales y si tenés dudas, buscá una segunda y hasta una tercera opinión.
- Desgraciadamente siempre hay inescrupulosos mercantilistas, incluso en los hospitales.
- Poné tu vida en manos de Dios, ÉL nunca te abandonará.
Un beso,
Marce
Agradecimientos:
Dr. Alfio Piva Rodríguez
Clínica de Medicina y Rehabilitación Dr. Sánchez Ospina